Todo aquel que ha vivido en una gran ciudad, conoce los estragos
que causan tanto la rutina como el tráfico, y si a esto le sumamos la
inseguridad y el stress, sería lo más parecido a la receta de una bomba casera.
A sabiendas de estos males citadinos modernos, los urbanistas y muchas
autoridades municipales en el mundo, suelen reservar espacios en las urbes,
donde el ser humano pueda reconectarse con la naturaleza y permitirse hacer un
paréntesis dentro de sus agobiadas existencias.
Podría citar muchos ejemplos, como lo son Central Park en New York, Los
Bosques de Chapultec en México D.F,
o bien El Parque El Retiro de Madrid. El caso de Caracas es muy
particular, debido a que, pese a ser una ciudad con mucho verdor, gracias al
majestuoso Cerro Ávila, los Parques del Este y del Oeste, el Jardín Botánico, etc.
Los ciudadanos se encuentran muchas veces aislados en pequeñas comunidades y
alejados de esos lugares de esparcimiento, debido a las distancias y el tráfico,
siendo obligados a buscar otras opciones, más cercanas al lugar donde residen. Ejemplo
de lo antes expuesto son los Jardines Ecológicos Topotepuy en el sur-este
de Caracas.
La propiedad donde hoy se encuentra Topotepuy, fue adquirida en el año
1959 por William y Kathy Phelps, como un lugar de esparcimiento para los fines
de semana, en las afueras de Caracas (para el momento el Cerro El Volcán estaba
alejado del Área Metropolitana). Donde además de poder relajarse, podrían poner
a prueba todos sus conocimientos de Botánica, Ornitología, Jardinería y
Conservacionismo.
William Henry Phelps, fue un empresario y ornitólogo Venezolano,
nacido en Maturín, Estado Monagas en 1902, hijo del también ornitólogo y
comerciante estadounidense del mismo nombre.
Desde muy niño se nutrió de los
conocimientos y obra de su padre, llegando a trabajar junto a él, no sólo en el
ámbito empresarial (fundaron empresas de telecomunicaciones como la emisora
radial 1 Broadcasting Caracas y posteriormente Radio Caracas Televisión), sino
también en sus exploraciones y en el campo de la Ornitología. William H Phelps
padre, cartografió montañas y ríos al sur de Venezuela. Al mismo tiempo,
descubrió cientos de nuevas especies tropicales de pájaros, llegó a escribir más de 300 artículos sobre
ornitología y publicó la Lista de Aves de Venezuela, siendo aún
el libro más completo sobre aves de nuestro país. Este legado lo continuó su hijo Billy junto a la que sería su esposa la australiana Katherine Deery,
mejor conocida como Kathy Phelps.
Los esposos Phelps, realizaron más de 40
expediciones por toda Venezuela, logrando armar, la colección privada de aves
más grande de Sur América. Incluso existe una especie de ave llamado Phelpsia inornata, en honor a los Phelps. Esta ave es mejor conocida
como: Atrapamoscas Barba-blanca, habita entre Colombia y
Venezuela y es la única especie de su género.
A
partir del año 2003, se comienza el proyecto de los Jardines Ecológicos
Topotepuy, de la mano del Arq. Paisajista Ricardo Fuenmayor. Conservando el
nombre que recuerda todas las expediciones de los Phelps en los tepuyes
venezolanos, hoy este espacio de 4 hectáreas, es un verdadero santuario de
biodiversidad y conservacionismo, dentro de una urbe que se pinta a lo lejos de
sus frondosos jardines, como amenaza perenne al equilibrio delicado de su medio
ambiente.
Mi
Visita a Topotepuy
El
pasado diciembre, tuve la dicha de visitar, junto a mi familia y mi cámara,
este hermoso recinto natural. Para tal ocasión, conté con la guía del
experimentado biólogo, ecologista, conservacionista y fotógrafo Leopoldo
García.
Gracias a sus conocimientos de la naturaleza y del arte de la
fotografía, se ha logrado documentar la mayoría de las especies de fauna y
flora que habitan en este parque.
Nuestra visita se realizó un día en el que Topotepuy estaba cerrado al
público, es decir fuimos privilegiados al tener para nosotros solos, esas 4
hectáreas de naturaleza y verdor. Fuimos recibidos por Dalí, una simpática
cotorra Cacatúa,
la cual, como buena anfitriona, hizo gala de todas sus gracias y
piruetas para beneplácito de mi pequeña hija y mi esposa. Mientras explorábamos
sus jardines, yo recibía clases magistrales de fotografía, por parte de
Leopoldo. Mientras tanto, mi hija aprendía sus primeros pasos de fotografía con
su pequeña camarita tipo ¨tablet¨ y mi esposa recorría fascinada ante tanto
verdor, acompañadas siempre, con el trinar escandaloso del Querrequerre.
Luego de documentar con mi cámara la visita
y captar hermosos efectos que da la luz natural sobre las hojas y flores,
fuimos a conocer a los verdaderos protagonistas de estos jardines: Los
Colibríes. La experiencia de
captar fotos a los colibríes o tucusitos, rodeado por el zumbido de su vuelo, es
indescriptible. Uno siente una energía distinta en el ambiente. El lenguaje
cambia, pasa de ser fonético a ser gestual. Nuestros movimientos empezaron a
tornarse más cautelosos y delicados, el asombro y la fascinación, se apoderaron
de nuestros rostros, tanto, que hasta me costó mucho concentrarme en la técnica
fotográfica (la velocidad y la apertura correcta).
Luego
de recibir varias recomendaciones de Leopoldo, comencé a captar con mi lente a
estas fascinantes aves, alimentándose en los bebederos. Combinar una correcta
velocidad en la cámara y una apropiada apertura del diafragma, en esta ocasión,
fue realmente un reto, debido a la impresionante rapidez del vuelo de los
colibríes y de los cambios de iluminación que ocurren, cuando súbitamente
penetran los rayos de Sol entre las hojas de los árboles. Leopoldo en su blog
explica didácticamente esta experiencia y cómo se deben realizar dichas fotos: http://www.digitalcameraadventures.blogspot.com/2011/09/los-colibries-y-como-fotografiarlos.html
Después de fotografiar a los colibríes, seguimos nuestro paseo, internándonos hasta un
área boscosa, donde encontramos una gruta con la figura de La Virgen María. Luego
fuimos hasta un área abierta, donde pude tomar fotos panorámicas de la Ciudad
de Caracas, pero en ese momento descubrí que había otro comedero de colibríes y
decidí seguir tomando fotos a estas simpáticas aves.
Sentía, y aun lo siento,
que nunca son suficientes, las capturas fotográficas que pueda tener de estas
aves. Mientras realizaba las fotos, me sorprendió ver junto a ellas, una cámara
de video tipo ¨web-cam¨ y más aún, saber que dicha cámara, está conectada todo
el día por Internet, y se puede visualizar a través de su página web: http://topotepuy.com/colibries-en-vivo/
Al terminar esta serie de fotos, nos retiramos de
Topotepuy con una sensación muy grata, como aquel que consigue un verdadero
oasis dentro de una selva de concreto.