Es realmente triste que familias enteras ilusionadas con tomarse un descanso de sus rutinas diarias, se encuentren con el mismo agobio pero en diferente locación. O incluso pierdan el encanto por el lugar donde están vacacionando porque sus problemas (traídos y recién adheridos) no se lo permitan.
Por estas razones invito a las personas a tomar conciencia y a renunciar a esas terribles gríngolas que no permiten disfrutar de lo hermoso de la vida. Todo es cuestión de actitud, incluso no es necesario que nos traslademos a parajes de ensueño para poder desconectar nuestra mente de los problemas, es tan sólo poner atención a las cosas que nos rodean y que ignoramos u obviamos. Por ejemplo, la ciudad donde yo nací, al yo llamarla como suelo hacerlo: “mi hermosa Caracas”, mis coterráneos suelen verme con ojos extraños y hasta me tildan de loco, ya que ellos se concentran sólo en los defectos de la ciudad (tráfico, inseguridad, caos urbano, etc.) y no disfrutan de placeres diarios y cotidianos como su generoso clima, su verdor, sus modernos edificios y por supuesto su majestuoso Cerro Ávila.

Pienso que tenemos que enfocarnos en lo positivo de la vida, si vivimos en un lugar hostil aventurémonos a buscarle el lado positivo y si tenemos una cámara para captarlo, mejor aún. Por ejemplo si vivimos en una barriada pobre, rodeado de miseria, busquemos la sonrisa de un niño volando un papagayo (cometa) y captémosla con nuestra cámara y si es posible hagámoslo en sepia. Descubrirán con asombro un tesoro en esa captura, encontrarán así mismo un crisol de imágenes que antes pasaban inadvertidas ante sus ojos.
Este tipo de perspectivas son algo común en nosotros los fotógrafos, pintores o cineastas, lo llamamos P.O.V (siglas en Inglés que significan Punto de Vista), si visitan portales dedicados a la fotografía verán ese término repetirse una y otra vez en las críticas y comentarios realizados a las fotos(Ejemplo: www.trekearth.com).

Me agrada este comentario. El fotografo suele ver lo que otros a simple vista no ven.
ResponderEliminarSuerte mi amigo, John