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23 oct 2009

"Un Día Cargado de Sorpresas"

Hace un tiempo atrás estuve trabajando en la ciudad de Puerto La Cruz, el Estado Anzoátegui (Venezuela), tuve que hacer varias diligencias para realizar un evento corporativo/cultural en un museo ubicado en la ciudad turística que está continua a la antes mencionada, se trata del Museo Dimitris Demus en Lechería.
En muchas oportunidades había estado tanto en Lechería como en Puerto La Cruz y lugares aledaños, ya que siempre ha sido una opción para vacacionar de nosotros los caraqueños. Pero en esta oportunidad quedé asombrado, al toparme con un edificio fascinante, arquitectónicamente hablando. Sus vanguardistas formas y diseño son algo poco habitual en mi país, haciendo un impactante contraste con los típicos edificios de apartamentos, casi monótonos de la zona residencial donde está ubicado.

La única complicación que conseguí para encontrarme con el museo fue tratar de recordar el extraño nombre del mismo y luego hacérselo entender a un taxista oriental (algo típico de los habitantes del Oriente Venezolano es su manera de hablar rápida y enredada). Una vez llegado a un entendimiento con el taxista me llevó a mi destino, en el momento pensaba que seguro iba ser una diligencia de trabajo aburrida y además aderezada por un calor húmedo terrible (y con vientos de lluvia), pero al frenar y ver por mi ventanilla un gran ojo de varias tonalidades de colores, quedé paralizado, no lo podía creer. El taxista al ver mi asombro me informó que ese museo tenía muy poco tiempo y poca gente lo conocía, luego de bajarme del taxi, no titubeé a la hora de sacar mi cámara y explayarme en fotos a la fachada, luego al entrar mi asombro no fue menos, debido a que dicho museo exhibe una cantidad de piezas del escultor rumano (en honor al cual erigieron el mismo, debido al amor de dicho artista por esa localidad) las cuales tienen un estilo muy peculiar, en resumidas cuentas me sentí dentro de una nave espacial, pero voy a dejar que mis imágenes hablen por mi…(ver fotos continuas)Fachada Museo Dimitrius DemusInterior Museo Dimitrius Demus
Pero las sorpresas de ese día no terminaron con el simple hecho de mi fascinación con el museo. Estando en el vestíbulo, esperando alguna autoridad que me atendiera para mi reunión de trabajo, comencé a escuchar y ver estruendosos rayos y relámpagos, observé a través del cristal de la puerta donde se divisaba un nubarrón a lo lejos, pero de repente quedé totalmente atónito, al ver como se formaba desde el cúmulo negro de nubes una suerte de cono, semejante a un tornado.
Mi curiosidad se mezcló con mi adrenalina (típica de los fotógrafos, camarógrafos o periodistas, al ver un acontecimiento fuera de lo común) y mientras los empleados del museo me increpaban aterrados ante el extraño fenómeno natural, yo salí del recinto, sin saber que peligros podía correr, simplemente quería retener en mi lente esa rara forma (en Venezuela son muy extraños los tornados). Apuré mi cámara y capté al enorme cono danzante mientras se acercaba raudo hacia donde yo estaba. Luego de capturar la imagen, corrí a refugiarme en el museo, lo que aconteció posteriormente fue un aguacero de proporciones bíblicas, vientos huracanados y el agua a raudales filtrándose por las paredes del museo. Luego de media hora cesó la lluvia y me pude ir del lugar, dándome cuenta de los daños causados por dicho fenómeno natural y la lluvia que lo acompañó (inundaciones, árboles caídos y algunos damnificados).

Al llegar ese día al aeropuerto le envié la foto a un famoso diario de la zona (El Tiempo) y al portal de noticias en Internet: Noticias24.com. En ambos medios fue publicada una nota de prensa y entre los usuarios del portal se encontraba un especialista en temas meteorológicos, el cual nos aclaró a todos que dicho fenómeno aunque es parecido a un tornado su verdadero nombre es “Tromba” y se forma por la conjunción de vientos fríos y calientes sobre el mar, lo que hace que se levante una columna de agua.
Luego al llegar a mi casa en la Isla de Margarita, me enteré por lugareños y pescadores, que la Trombas son muy comunes en altamar y en La Isla se suelen ver con cierta frecuencia.

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